La creatividad no sólo tiene que ver con manifestaciones artísticas o inventos. Como bien lo resume Jack Foster en el libro How to Get Ideas: "Una idea no es más que una combinación nueva de viejos elementos". Por eso, con observar, escuchar, no perder nunca la curiosidad y ser audaces, podemos producir nuevas ideas a partir de la combinación de otras anteriores.
Los problemas y situaciones difíciles son grandes motivadores de la creatividad, por lo que un profesional debe tener la disposición para abordar dichas exigencias con nuevos enfoques, debe estimular su condición creativa, tener confianza en sus ideas y exponerlas a su equipo de trabajo.
El proceso creativo exige la participación de las dos mitades del cerebro, la creativa (Derecha) y la ejecutiva (Izquierda). La mitad ejecutiva del cerebro se hace cargo de la primera fase de un proyecto creativo: se analizan los hechos, se define el problema y se reúne la información relevante. Sólo entonces podemos generar alternativas creativas. Sin embargo, esas alternativas no servirán de nada si no se materializan en un plan de acción, un paso que exige de nuevo la intervención de la mitad ejecutiva del cerebro.
Un gran talento debe tener tenacidad, confianza y entusiasmo para siempre buscar y proponer nuevas alternativas.
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