Entonces, como la evolución humana nos lo ha enseñando: ¡Debemos acompañarlo con música!
Como profesionales, invertimos alrededor de ocho horas diarias en nuestras labores. Tiempo en el cual no sólo debemos ser fieles a nuestras responsabilidades, sino que también tenemos que cargar y negociar con nuestras emociones, asumir imprevistos, ser parte fundamental de una convivencia grupal, y seguramente de muchas cosas más.
Para lograr que esta combinación de factores fluyan, y optimicen los procesos, es indispensable hacerlo con ritmo.
“Ajá, pero ¿cuál es la mejor música para trabajar?“ ¿Salsa? ¿Jazz? ¿Reggaeton?…"

La cantidad y diversidad de la música es prácticamente infinita, al igual que los gustos y preferencias de los oídos, por lo que debemos ser inteligentes a la hora de querer escucharla.
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